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Riccitelli Wines: la búsqueda por expresar el terroir mendocino
Riccitelli Wines: la búsqueda por expresar el terroir mendocino

Riccitelli Wines: la búsqueda por expresar el terroir mendocino

Dirigida por el enólogo salteño Matías Riccitelli, Riccitelli Wines es una de las nuevas bodegas de Argentina. Sus vinos -vibrantes, orgánicos, naturales, modernos, audaces- están entre los mejores de su género. Basta con darse unas vueltas por Buenos Aires para verlos en los menús de muchas de las nuevas propuestas gastronómicas de la ciudad.

 

La bodega se encuentra en la región de Las Compuertas, la zona más alta de Luján de Cuyo (1.100 m). Una de sus características más destacadas es el paisaje: más húmedo que el resto de las regiones, con un verde intenso enmarcado por las cordilleras de fondo. Son 20 hectáreas de viñedos, a las que se suman parcelas de pequeños productores de otras regiones, como Gualtallary, Chacayes, Altamira y La Carrera.

Innovar, probar, expresar el terruño, respetar la singularidad de cada cepa y de cada vino. Entre los métodos utilizados están la cosecha manual; la fermentación en huevos de hormigón, fudres de roble o ánforas de cerámica; y el uso de levaduras autóctonas. Parte de su búsqueda consiste en reflejar el terruño manteniendo la mayor pureza y sutileza del producto final.

Muchos de sus viñedos son viejas plantaciones rescatadas y rehabilitadas: en 2015, Matías inició un nuevo proyecto en la Patagonia argentina, revalorizando viñedos de finales de los años sesenta. Estas uvas -Semillón, Chenin Blanc, Torrontés, Bastardo, Merlot y Malbec- son las que dan forma a la línea Old Vines.

vinhos riccitelli wines

Experiencias de visita y degustación

Los visitantes pueden elegir entre una visita con degustación de 4 vinos o un menú maridado de 6 pasos (a cargo del chef Juan Ventureyra, incluye visita).

La visita comienza en los viñedos, donde uno de los miembros del equipo explica detalladamente la historia de la bodega y de Matías, las características de la región y la propuesta enológica del proyecto. Una vez dentro del edificio principal de la bodega -un antiguo galpón rehabilitado- se conocen los procesos de elaboración y las técnicas utilizadas. La visita guiada dura aproximadamente 1 hora.

riccitelli wines vinhedo

La experiencia del menú maridado con vinos tiene lugar en otro edificio: el restaurante. Una construcción prefabricada que combina la estética industrial y con la rústica, con una vista privilegiada de los viñedos y la cordillera de los Andes.

ricittelli wines restaurante

La carta es una pura explosión de colores, y va de la mano con la selección de vinos. Además de chef, Juan Ventureyra también se dedica a recolectar semillas: tiene un huerto orgánico de 1,5 hectáreas donde cultiva todo lo que utiliza para elaborar sus platos. Sólo de tomates tiene más de 52 variedades. Sus verduras son la columna vertebral de la experiencia, llena de colores y sabores que no solemos ver en el día a día.

Como primer paso, nos recibieron con ¡Hey Rosé! Con uvas Malbec cultivadas en las orillas del río Mendoza, fermentado a baja temperatura y con crianza de 3 meses en huevos de hormigón. Un rosado fresco, aromático y con la acidez justa. Maridado con pasta de berenjena ahumada, hummus y aceite de oliva.

El snack del día llevaba una de las firmas del chef: su selección de tomates de la huerta. Para comer despacio, conociendo las diferentes texturas y sabores que puede tomar el fruto. Acompañado de Riccitelli Gualtallary Chardonnay 2021, fermentado con levaduras autóctonas en huevos de hormigón, donde permanece otros 8 meses. Cítrico, vibrante, con una acidez ligeramente marcada que acompañó a la perfección la morcilla rebozada que se sirvió junto a los tomates.

Seguimos con The Party Malbec 2020, mi favorito del día. Vinificado con racimos enteros y levaduras autóctonas. Aromático, equilibrado, con aromas a frutos rojos y negros. La acidez marcada no sólo asegura frescura, sino que resalta una de las características de los vinos Riccitelli: una acidez elegante que los hace vibrantes y delicados. Combinó muy bien con los buñuelos de garbanzos, sobre todo por la interacción del cuerpo y la acidez del vino con la textura cremosa de los buñuelos.

Antes de pasar a los principales, el plato invitación del chef: mini hamburguesas de cerdo + Kung Fu Malbec. Una de las etiquetas más populares de la bodega: vino natural, fermentado con levaduras autóctonas en tanques abiertos, criado durante 8 meses en huevos de hormigón y embotellado sin añadir sulfitos y sin filtrar. En palabras de Matías Riccitelli, es “una patada a la enología tradicional”. Amado por muchos, odiado por otros tantos. Hay que probarlo para decidir de qué lado estar.

Llegamos a los platos principales. El Riccitelli Gualtallary Malbec 2020 acompañó dos platos: la bomba vegetariana y la ternera con crema de garbanzos y amaranto (kiwicha). Ambos platos definen la propuesta del chef: que el comensal pueda conocer sabores y texturas que no están en su vida cotidiana, sobre todo si pensamos en vegetales. En cuanto al vino, es uno de los pocos Riccitelli que pasan por madera. Los 12 meses en barricas de roble francés de diferentes usos contribuyen a la estructura, sin perder la frescura y ligereza características del proyecto.

Por último, los postres. Financier con pera, limón y sésamo; y algarroba con chocolate blanco y durazno. Ambos memorables, acompañados del Vino de Finca Juan Ceschin Bonarda 2017, con uvas cultivadas en Vistalba, en un viñedo de más de 100 años, a 1.000 metros de altitud. Vinificado con levaduras autóctonas, una parte de racimos enteros y criado en barricas de roble francés de diferentes usos durante 16 meses. Edición limitada. Un Bonarda elegante, interesante y complejo. Notas de fruta negra, vegetales y hierbas, equilibrado y con un toque mentolado. La añada 2016 recibió 91 puntos Robert Parker.

Así como los vinos de Matías Riccitelli rescatan técnicas, cepas y viñedos para crear propuestas innovadoras, Juan Ventureyra vuelve a una biodiversidad que muchos de nosotros, resignados a las lechugas hidropónicas y los paquetes de tomates cherry, ni soñamos existir. Cada plato aporta sabores completamente nuevos: una hoja picante, una flor dulce, tomates totalmente distintos entre sí. Estos descubrimientos se combinan con los vinos para crear una experiencia que va más allá del simple hecho de comer, a través de juegos de contrastes, equivalencias y desequilibrios.

Consulte nuestra Guía de Bodegas Argentinas para visitar en Mendoza.

 

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Micaela Redondo